El Club Calangueyú nació un 12 de abril de 1965. Por esos años, la "Colonia Calangueyú", compuesta por chacareros poseedores de unas pocas hectáreas, vivían prósperamente en su campo, criaban a sus hijos y también tuvieron su sede social.
Pero antes de tenerla tuvieron que soñarla, pensarla, discutirla, reunirse en numerosas oportunidades y por fin, hacerla. La levantaron un predio que la "Cooperativa Calangueyú", poseía de manos del Ministerio de Asuntos Agrarios, ubicado sobre la Ruta 86, a la altura del kilómetro 70 / 72.
Ignacio "Picha" Irigaray fue uno de los precursores y quien nos hizo estas referencias. Junto Héctor Urrutibeyti (padre e hijo), Hernán Ortiz, Miguel Méndez, Arturo Vallejos, Ruppel, Piscini, Carlos y Américo Barbieri, entre otros, le dieron forma a la primera comisión y fundaron el Club Calangueyú que, durante muchos años, cumplió una función social muy importante para su zona y también para Juan N. Fernández.
En él se festejaban todos los cumpleaños, aniversarios, comuniones, etc. de todas las familias de la colonia.
En fechas importantes como el "Día del Agricultor" se realizaban cenas / bailes, como vemos en la foto sacada por quien, en ese entonces, fue el fotógrafo del pueblo: Pacheco.
Estos eventos eran muy importantes en el Distrito de Necochea, tanto que el Intendente asistía y LU 13, Radio Necochea, hacía sus primeras transmisiones, en vivo, del lugar. Eran obligadas, también, la presencia de los Delegados Municipales de la región, autoridades eclesiásticas y entidades intermedias.
El club también cumplía su rol social muy importante ya que se dictaban cursos "oficiales" de costurera, tecnicaturas y otras carreras, de las cuales, hoy, existen personas con esos títulos.
HABLAR DE ELECTRIFICACIÓN RURAL ERA DE CIENCIA FICCIÓN
Los colonos en esa época, tenían luz por medios que hoy son historia o sólo se usan en ocasiones de extrema necesidad. Candiles, velas y, los más modernos, tenían un motorcito que encendían a la caída del sol y les daba luz de 12v en una par de focos de sus casas.
Un enviado del Ministerio de Asuntos Agrarios de la Nación, les hizo saber a esa pujante comisión, que estaba la posibilidad concreta, a través de un crédito del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) de llevar electricidad a los campos (220v), proveniente de Barker.
Primero tuvieron que creerle y asimilarlo los integrantes de la comisión, luego intentar convencer a sus pares, campo por campo, casa por casa, tranquera por tranquera. No solamente de la colonia sino de toda la zona rural.
Según nos contó "Picha" Irigaray, algunas personas se les reían en la cara cuando les decían que iban a completar una planillas con un cuestionario para evaluar la posibilidad de tener luz en los campos. ¡Y lo hicieron!
Luego de varios meses, de cientos de kilómetros recorridos y litros de combustible gastado que prácticamente nunca cobraron, los integrantes de la comisión del Club Calangueyú, completaron el "censo" con unánime apoyo de los productores.
Con los expedientes hechos y el visto bueno del Ministerio de Asuntos Agrarios, le entregaron toda la documentación a la Cooperativa Eléctrica quien se encargó de terminar esta obra que, en principio, parecía imposible.
EL TIEMPO Y LAS VICISITUDES ECONÓMICAS HICIERON LO SUYO
Los distintos avatares económicos y coyunturales hicieron que, de a poco, los que habían sido prósperos colonos y trabajadores de sus tierras, no encontraran en ella la sustentabilidad necesaria para vivir. Debieron deshacerse de sus campos y emigrar al pueblo o la ciudad.
Por esa razón el Club Calangueyú fue muriendo de a poco, abandonado y más tarde saqueado su techo, hasta quedar como lo que vemos en las fotos que siguen
El progreso es tan inexorable como necesario, pero nadie puede dudar que también ocasiona estas pérdidas irreparables de instituciones que fueron señeras en una localidad, en una región y deja la posibilidad concreta "que se piante un lagrimón".