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ELECCIONES 2009
Con total normalidad se están desarrollando las elecciones en Juan N. Fernández.
A las 10.30 había sufragado
alrededor del 20% de los empadronados.
En Juan N. Fernández hay un total
de 2845 electores, de los cuales, 1457 son masculinos y 1388
femeninos, distribuidos en 9 mesas. Cuatro en la escuela Nº
14, 2 masculinas y 2 femeninas; cuatro en la Esculea Nº 17,
dos masculina y dos femeninas y una en el Instituto Excelsior
para masculinos.
En Claraz hay un total de 664 electores distribuidos en tres
mesas, dos masculinas con un total de 363 electores y una
femenina con 301. Las tres estarán ubicadas en la Escuela Nº
16.
En San José en dos mesas se distribuirán 35 electores, 20
femeninos y 15 masculinos.
En el resto del distrito
- En Necochea: 57.456 personas (163 mesas)
- En Quequén 12.856 personas (38 mesas)
- En La Dulce, 2.058 personas (6 mesas)
- En Ramón Santamarina, 689 (3 mesas)
- En Lumb 33. (2 mesas)
RESULTADOS OFICIALES EN
JUAN N. FERNÁNDEZ
CANDIDATOS A CONCEJALES
- Lista 503 Union Pro
924 votos
- Lista 510 Coalicion Cívica
721 votos
- Lista 2 F. p Victoria
152 votos
- Lista 195 Partido Verde
147 votos
- Lista 508 Nuevo Encuen
16 votos
- Lista 244 ACT
10 votos
CLIMA DISTENDIDO
Las elecciones en Juan N.
Fernández siempre se desarrollaron en un clima de cordialidad y
mucho respeto. Siempre cumpliendo cada uno con su rol, pero
cuidando su lugar y colaborando en todo lo posible.
Esta elección no fue distinta.
Los termos y mates en las mesas dan cuenta del clima que se vivió,
aunque algunos los escondieron al momento de la foto.
Afortunadamente los electores
vamos madurando poco a poco. En cada elección damos muestra de
esto. Lástima que, en muchos casos, nuestros políticos se queden
en el tiempo. Lógicamente que ellos solos no pueden ser los
artífices de tamaño error. Están acompañados por sus colaboradores
inmediatos, sectores de la prensa, sociólogos encuestadores y
gente común que tiene sus razones (prebendas, asistencialismo,
hambre, etc) para hacerle sentir a estos políticos que son los
mejores del mundo.
Ayer a las 18.00, terminado el
escrutinio pudimos ver las encuestas "a boca de urna" que daban
ganador a Néstor Kirchner. Esos primeros minutos hubo algarabía en
el bunker kirchnerista y hasta discursos que daban ganador al ex
presidente por varios puntos. Lógicamente el tiempo se encargó de
lapidar esa obsecuencia nefasta.
Me acordé de un cuento de la
infancia que ejemplifica ese error que terminan pagando los
dirigentes "ciegos y sordos" que ven y escuchan
solamente lo que quieren ver y escuchar, que sale de séquitos de
obsecuentes "más papistas que el Papa".
El traje
nuevo del Emperador
[Cuento infantil.]
Hans Christian Andersen
Hace muchos
años había un Emperador (podría
ser un ex presidente)
tan aficionado a los trajes nuevos
(podría ser aficionado al poder),
que gastaba todas sus rentas en vestir con la máxima elegancia.
No se interesaba por sus soldados
(podría ser por el pueblo)
ni por el teatro, ni le gustaba salir de paseo por el campo, a
menos que fuera para lucir sus trajes nuevos. Tenía un vestido
distinto para cada hora del día, y de la misma manera que se dice
de un rey: “Está en el Consejo”, de nuestro hombre se decía: “El
Emperador está en el vestuario”.
La ciudad en que vivía el Emperador era muy alegre y bulliciosa.
Todos los días llegaban a ella muchísimos extranjeros, y una vez
se presentaron dos truhanes que se hacían pasar por tejedores
(podría ser encuestadores),
asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas
(podría ser las más maravillosas
encuestas).
No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que
las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud
de ser invisibles a toda persona que no fuera apta para su cargo o
que fuera irremediablemente estúpida .
-¡Deben ser vestidos magníficos!
(podría ser encuestas magníficos)-pensó
el Emperador-. Si los tuviese, podría averiguar qué funcionarios
del reino son ineptos para el cargo que ocupan. Podría distinguir
entre los inteligentes y los tontos. Nada, que se pongan enseguida
a tejer la tela-. Y mandó abonar a los dos pícaros un buen
adelanto en metálico, para que pusieran manos a la obra cuanto
antes.
Ellos montaron un telar y simularon que trabajaban; pero no tenían
nada en la máquina (podría ser
que le decían al ex presidente que estaban trabajando para su
buena imagen política).
A pesar de ello, se hicieron suministrar las sedas más finas y el
oro de mejor calidad, que se embolsaron bonitamente, mientras
seguían haciendo como que trabajaban en los telares vacíos hasta
muy entrada la noche.
.........
«Enviaré a mi viejo ministro
(podría ser un Ministro de Justicia o del Interior)
a que visite a los tejedores -pensó el Emperador-.
El viejo y digno ministro se presentó, pues, en la sala ocupada
por los dos embaucadores, los cuales seguían trabajando en los
telares vacíos. «¡Dios nos ampare! -pensó el ministro para sus
adentros, abriendo unos ojos como naranjas-. ¡Pero si no veo
nada!» (podría ser "Dios mío,
pero esto va muy mal").
Sin embargo, no soltó palabra.
Los dos fulleros le rogaron que se acercase y le preguntaron si no
encontraba magníficos el color y el dibujo. Le señalaban el telar
vacío, y el pobre hombre seguía con los ojos desencajados, pero
sin ver nada, puesto que nada había. «¡Dios santo! -pensó-. ¿Seré
tonto acaso? Jamás lo hubiera creído, y nadie tiene que saberlo.
¿Es posible que sea inútil para el cargo? No, desde luego no puedo
decir que no he visto la tela».
.....
-¡Oh, precioso, maravilloso! -respondió el viejo ministro mirando
a través de los lentes-. ¡Qué dibujo y qué colores! Desde luego,
diré al Emperador que me ha gustado extraordinariamente
(podría ser "Oh qué bárbaro, sigamos
así, si no me rajan").
.....
Poco después el Emperador envió a otro funcionario de su confianza
(podría ser un líder piquetero
o sindical)
a inspeccionar
el estado de la tela e informarse de si quedaría pronto lista. Al
segundo le ocurrió lo que al primero; miró y miró, pero como en el
telar no había nada, nada pudo ver.
«Yo no soy tonto -pensó el hombre-, y el empleo que tengo no lo
suelto. Sería muy fastidioso. Es preciso que nadie se dé cuenta».
Y se deshizo en alabanzas de la tela que no veía, y ponderó su
entusiasmo por aquellos hermosos colores y aquel soberbio dibujo.
-¡Es digno de admiración! -dijo al Emperador.
Todos los moradores de la capital hablaban de la magnífica tela,
tanto, que el Emperador quiso verla con sus propios ojos antes de
que la sacasen del telar. Seguido de una multitud de personajes
escogidos, entre los cuales figuraban los dos probos funcionarios
de marras, se encaminó a la casa donde paraban los pícaros, los
cuales continuaban tejiendo con todas sus fuerzas, aunque sin
hebras ni hilados.
«¡Cómo! -pensó el Emperador-. ¡Yo no veo nada! ¡Esto es terrible!
¿Seré tan tonto? ¿Acaso no sirvo para emperador? Sería espantoso»
.(no necesita aclaración)
-¡Oh, sí, es muy bonita! -dijo-. Me gusta, la apruebo-. Y con un
gesto de agrado miraba el telar vacío; no quería confesar que no
veía nada.
Todos los componentes de su séquito miraban y remiraban, pero
ninguno sacaba nada en limpio; no obstante, todo era exclamar,
como el Emperador: -¡oh, qué bonito!-
Los embaucadores simularon quitar la tela del telar, cortarla con
grandes tijeras y coserla con agujas sin hebra; finalmente,
dijeron: -¡Por fin, el vestido está listo!
(podría ser "con esto ganamos
cómodamente las elecciones)
-Esto son los pantalones. Ahí está la casaca. -Aquí tienen el
manto... Las prendas son ligeras como si fuesen de telaraña; uno
creería no llevar nada sobre el cuerpo, mas precisamente esto es
lo bueno de la tela (podría ser
aquí están las encuestas favorables, seguro ganamos por varios
puntos).
-¡Sí! -asintieron todos los cortesanos, a pesar de que no veían
nada, pues nada había.
Quitose el Emperador sus prendas, y los dos simularon ponerle las
diversas piezas del vestido nuevo, que pretendían haber terminado
poco antes. Y cogiendo al Emperador por la cintura, hicieron como
si le atasen algo, la cola seguramente; y el Monarca todo era dar
vueltas ante el espejo.
-¡Dios, y qué bien le sienta, le va estupendamente! -exclamaban
todos-. ¡Vaya dibujo y vaya colores! ¡Es un traje precioso!
(podría ser "qué bien que vamos con
los resultados, las encuestas nuestras nos dan de ganadores")
-El palio bajo el cual irá Vuestra Majestad durante la procesión,
aguarda ya en la calle (podría
ser "el palco para anunciar la victoria está listo")
- anunció el maestro de Ceremonias.
-Muy bien, estoy a punto -dijo el Emperador-. ¿Verdad que me
sienta bien?(podría ser "verdad
que soy el mejor y hoy ganamos?)
- y volvióse una vez más de cara al espejo, para que todos
creyeran que veía el vestido.
Los ayudas de cámara encargados de sostener la cola bajaron las
manos al suelo como para levantarla, y avanzaron con ademán de
sostener algo en el aire; por nada del mundo hubieran confesado
que no veían nada .(podría ser
que perdían)
-¡Qué preciosos son los vestidos nuevos del Emperador! ¡Qué
magnífica cola! ¡Qué hermoso es todo!
Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía,
para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún
traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél.
-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño
(podría ser la oposición).
-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y
todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el
pequeño.
-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!
-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.
Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía
razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más
altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo
la inexistente cola.
FIN
Ricardo J. Basualdo |
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Con un 12 por América |