Las personas que aman los
animales, sus mascotas son parte de su familia y el maltrato a
ellos les duele en carne propia.
Escribe: Marita Lerga.
Pepé es uno de mis perros. Tamaño mediano, overo (blanco y negro),
de cinco años de edad y raza perro, nada más. Regalo de Carina y
Jorge llegó a mi casa chiquitito y le brindé todo mi amor. Creció
con nosotros y quizás por un extraño destino de aventuras se hizo
andariego. Recorría las casas vecinas pero, me consta, sin
provocar daño alguno.
Nos acostumbramos a sus escapadas que solían ser de dos o tres
días y volvía al hogar.
En la tarde del sábado 12 de diciembre se fue y no regresó.
Primero fue la búsqueda, preguntar, averiguar en campos vecinos
pero nadie sabía nada. Después con tristeza pensé “alguien lo mató
creyendo que era dañino”. Muchas veces me pregunté ¿Dónde habrás
quedado querido Pepé? Y así pasaron 47 días.
Alguien
dijo que el perro es el mejor amigo del hombre y el más fiel. La
tarde del jueves 28 de enero con casi 40ºC, llegó a mi casa casi
arrastrándose. Pelo y huesos, nada más. Los ojos agrandados y sin
brillo con hambre y sed más allá de lo imaginable.
Yo me pregunto ¿Dónde está ese monstruo humano, si es que se lo
puede considerar humano que lo mantuvo atado hasta llegar al borde
de la muerte?
No queda otra explicación, el perro se va pero no pierde su
querencia, vuelve tarde o temprano, aún en el peor de los estados,
como en este caso.
Con mis palabras no deseo herir a nadie, pero quiero llegar a ese
ser despreciable que cometió esta crueldad. Quisiera mirarlo
profundamente a los ojos y preguntarle: ¿”Por qué, qué te hizo mi
perro”? Queda mucho para pensar, pero le agradezco a Dios que Pepé
haya vuelto, no sé si para morir conmigo o para recuperarse,
porque aún no lo sé. Pero si me atreví a escribir esta carta es
porque tiene un destinatario que si la llega a leer va a
saber bien a quién me refiero.
Gracias. Marita Lerga.
Cumplimos
4 años y lo festejamos con esta nueva página. ¡¡¡Esperamos que
les guste!!!