AAPRESID:
"LA SIEMBRA DIRECTA NO ES LA RESPONSABLE DE LAS INUNDACIONES"
(14
/ VIII / 2015) ¿Por qué nos inundamos?¿Cómo se puede prevenir? ¿Qué pasa
con nuestros suelos?
La Siembra Directa ayuda a prevenir las inundaciones
La Siembra Directa NO es la responsable de las inundaciones.
Derribando mitos y aclarando dudas.
Las consecuencias de los excedentes de agua que hoy vivimos
vuelven a alertarnos sobre el uso y cuidado del suelo.
Esta es una de las mayores preocupaciones que Aapresid (Asociación
Argentina de Productores en Siembra Directa) intenta poner en
primer plano, al punto que el último Congreso realizado la semana
pasada en Rosario “Biosapiens, la Era del Suelo” puso el eje en
las buenas prácticas agrícolas como premisa fundamental para una
agricultura que preserva los recursos naturales y que puede ayudar
a evitar los problemas que sufrimos en estos días.
La Siembra Directa es la técnica que dio origen a esta institución
y que revolucionó el campo y la agroindustria en el país. La
aplicación de este método ayuda a prevenir inundaciones. ¿Por qué?
María Beatriz “Pilu” Giraudo, presidenta de Aapresid, explica que
este método ayuda a evitar escurrimientos de agua e inundaciones.
Este sistema que no remueve el suelo y lo mantiene cubierto con
residuos de la cosecha anterior mejora las condiciones para
amortiguar la caída de la lluvia y “hace que el suelo se convierta
en una esponja que absorbe y guarda el agua de lluvia”.
Según el Ing. David Roggero, directivo y miembro de la Regional
Laboulaye “Este sistema permite un mejor y más rápido movimiento
del agua y el aire a través de los poros del suelo. Al no mover la
tierra, los poros son más grandes y estables que en la agricultura
tradicional.”
El Ing. José Luis Tedesco, miembro de la Regional Aapresid
Chacabuco explica que “la aplicación de la Siembra Directa en el
tiempo, fomenta la creación de pequeños canales internos en el
suelo por acción de insectos, lombrices, raíces y raicillas
formando una especie de “túneles” que permiten la absorción,
inflitración y almacenaje del agua de lluvia”.
Por ende,una duda que suele aparecer queda aclarada. La siembra
directa NO es un factor que provoque inundaciones, sino por el
contrario contribuye a que esto no suceda.
Los suelos desnudos (sin cobertura) y desmenuzados por el efecto
de las labranzas(de la antigua agricultura) son los que se
impermeabilizan apenas comienza la lluvia, acumulan agua en
superficie y comienzan a escurrir perdiendo agua y suelo.
Buscando soluciones
Roggero aclara que la técnica disminuye la probabilidad de que
ocurran, pero no es por sí sola la solución definitiva.
“Pilu” Giraudo advierte que “la capacidad de cada suelo tiene un
límite”. Por tal motivo, es fundamental contar con obras para el
manejo de los excedentes de agua que deben ser planificados a
nivel de cuenca y construídos desde el lugar más bajo (que recibe
agua) hacia el más alto (que vuelca agua).
Es decir las decisiones políticas firmes para llevar a cabo las
obras antes de que lleguen los desastres. En general son obras
interprovinciales.
Atender a las alteraciones de las cuencas, planificación urbana
ante las edificaciones, control de canales, obras de dragado
adecuado, etc. El Ordenamiento Territorial es clave para esta
planificación anticipada.
El Ing. Leandro Ventroni, del sistema Chacras de Aapresid, explica
que el problema es Agro-Hidrológico y se deben plantear soluciones
integrando medidas que contemplen infraestructura básica
(mantenimiento y mejora de caminos, mantenimiento de vías férreas
y protección de ciudades y pueblos); infraestructura hidráulica
(canales de drenajes primarios y secundarios, sumados a obras de
almacenamiento y regulación de excedentes en bajos naturales y
lagunas); sumado a medidas de manejo de suelos y cultivos.
Es necesario que el estado provincial posea un Ordenamiento
Territorial que permita utilizarlo de NORMA para la producción
agropecuaria.
“El desafío está en el DIALOGO, CONSENSO, SINCERAMIETO y SEPARAR
las intenciones individuales de las posibles soluciones” concluye
Ventroni.
Hacia el fondo del problema. Los posibles factores
Tedesco, de Aapresid Chacabuco, contextualiza la problemática. El
actual modelo productivo con la aplicación de Derechos de
Exportación, que comenzó luego de la crisis de 2001 y se
profundizó con la aplicación de alícuotas de ese impuesto cada vez
más elevadas, hasta llegar a los actuales 35% para la soja, 32%
para el girasol, 23 % para el trigo y 20 % para el maíz, sumado a
la aplicación de ROE's (Registro de Operaciones de Exportación)
que limitan las exportaciones de trigo y maíz, dejaron como única
alternativa viable el cultivo de soja. Así durante la campaña
2014/15 en Argentina este cultivo ocupó más de 20 millones de
hectáreas.
“Recordemos que el problema no es la soja, sino que exista su
monocultivo; es decir, que se realice año tras año este cultivo de
manera prácticamente única”, aclara Tedesco.
Las abundantes precipitaciones que sufrimos en este contexto nos
empujan a un “desastre productivo, ambiental y agroecológico” con
un doble daño y que en parte se podría evitar. Por un lado, el
desaprovechamiento de toda esa agua que podría haberse
transformado previamente en producción, y por el otro, el efecto
negativo directo de estos desbordes sobre las poblaciones y
cultivos, con pérdidas directas irrecuperables.
“Pilu” Giraudo, también señala como variable que potencia este
problema a las políticas públicas desacertadas de los últimos años
que favorecieron al monocultivo sojero en detrimento de otros
cultivos. “La soja consume aproximadamente 600 mm de agua en todo
su ciclo, por lo tanto, mucho menos de lo que llueve durante todo
el año en la mayoría de los lugares que se siembra”.
“Los productores lo venimos advirtiendo desde hace mucho tiempo,
por ejemplo, hemos pedido que se destraben las intervenciones que
impiden que sembremos trigo, para poder consumir más agua y tener
suelos más productivos”. Además de ser el trigo un cultivo básico
para la alimentación.
Y otro factor desencadenante de inundaciones que destaca Giraudo
son los ciclos climáticos que se repiten a lo largo de los años,
acentuados últimamente por los efectos del cambio climático.
“Lamentablemente esta adversidad que presenta la naturaleza se
profundiza por la falta de obras hidráulicas apropiadas
(realizadas con planificación anticipada y/o haciendo
mantenimiento)”.
¿Qué es la Siembra Directa?
La Siembra Directa es la práctica de cultivar la tierra sin ararla
previamente y con la presencia de una cobertura permanente del
suelo, vía cultivos y rastrojos de cultivos anteriores.
“Es una herramienta que cambió miles de años de historia de cómo
hacer agricultura”, destaca Giraudo. Y detalla cómo la siembra
directa cambió el paradigma de la Agricultura. Antes se hacían
labores con maquinaria que año tras año deterioraban los suelos y
cuando llovía, los impermeabilizaba.
Con la Siembra Directa se deja al suelo cubierto con residuos de
los cultivos, luego pasa una sembradora que hace dos líneas: una
línea que permite dejar a la semilla en contacto con el suelo y
otra lateral para dejar los nutrientes que necesita ese cultivo.
Esta “cobertura” protege al suelo de la lluvia, de los vientos, de
temperaturas extremas, etc. Estos residuos alimentan el suelo a
medida que son descompuestos por los microrganismos. “Se copia a
la dinámica de la naturaleza”, resume la presidente de Aapresid.
Los beneficios:
Con la cobertura que protege el suelo se amortigua la caída de
agua de lluvia, se puede absorber más, almacenar en el suelo y
cederla a los cultivos cuando la necesitan. Así el suelo se hace
más permeable. Al no alterarlo con las labranzas, se mantienen los
canales y poros que hacen las raíces y microvida en el suelo. Así
se favorece no solo absorción, almacenaje y movimiento de agua
sino también de aire.
Esto promueve que los microorganismos vayan descomponiendo los
restos de cultivo (Rastrojos) y raíces que mejoran la fertilidad
del suelo.
La Siembra Directa acompañada de un conjunto de Buenas Prácticas
Agrícolas, permite producir sin degradar el suelo, mejorando sus
condiciones físicas, químicas y biológicas. Además logra hacer un
uso más eficiente del agua. Así, la Siembra Directa logra niveles
productivos altos en armonía con el ambiente.
La Siembra Directa lidera un paquete tecnológico que conforman las
Buenas Prácticas Agrícolas (No remoción y cobertura de suelos,
rotación y/o alternancia de cultivos, reposición de nutrientes,
manejo integrado de plagas, malezas y enfermedades, uso
responsable de fitosanitarios) que, mantenidos juntos en el tiempo
garantizan la producción de alimentos y energías, cuidando el
suelo, el agua, el aire y la salud humana promoviendo la
biodiversidad.
También la agricultura en siembra directa es una herramienta
fundamental para combatir el calentamiento global (responsable del
cambio climático) porque reduce las emisiones de gases nocivos
para la atmósfera por menor uso de maquinaria (o sea de
combustible de origen fósil).
Contactos para entrevistas:
-Ing. Agr. María Beatriz “Pilu” Giraudo- Presidente Aapresid
+54 9 3463 645182 – +54 9 3462 533128 - giraudo@aapresid.org.ar
Prensa y comunicación:
Valeria Tosselli- Prensa y Comunicación Aapresid
+549 358 5161 974 - tosselli@aapresid.org.ar - valetosselli@gmail.com
TiagoGalíndez- Community Manager y Comunicación Aapresid
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