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UNA HISTORIA FAMILIAR DE ENCUENTROS, DE EMOCIÓN Y SOBRE TODO DE AMOR
(12 / I / 2015) Eduardo "Calula" Rodríguez, santiagueño, encontró su familia paterna, compuesta de tres hermanas y un montón de sobrinos en Olavarría, Barker y Juan N. Fernández.
Llegó a Buenos Aires con dos, de sus cinco hijos, después de 16 horas de viaje, partiendo de Frías, Santiago del Estero. Con la espera para el trasbordo y el viaje a Olavarría totalizó 25 horas de viaje. Allí conoció a su hermana Zulma. Con la emoción del reencuentro, aunque unos días después, Eduardo confiesa que "... Y lo volvería hacer cada vez que pueda. Esto lo vale, no tiene precio". Ya en Juan N. Fernández, pasó su primera fiesta de fin de año junto a sus hermanas y sobrinos. Corpulento, de risa fácil no puede contener sus lágrimas cuando Zulma, su hermana, reconoce que haber conocido a su hermano les cambió la vida. "Es una emoción muy grande porque no solamente encontré a un hermano, también a un montón más de sobrinos, todos hermosos, divinos", expresó Zulma Arroyo, quien reside en Olavarría. "Calula" (así lo conocen todos a Eduardo, en Frías) siempre supo que tenía una familia biológica por esta zona. "Mi madre, que me crió, siempre me ha hablado de mi padre, de mi familia", recuerda. Y continúa: "Un día supe que mi padre venía a Santiago a trabajar y fui a conocerlo. Como dicen ahora, pegamos buena onda enseguida", rememora Eduardo. Aunque ese fue el único contacto que tuvo con su padre biológico lo recuerda con muchísimo amor y emoción. Tiempo después comenzó a tomar contacto por teléfono, por carta y luego a través de las redes sociales con sus hermanas y sobrinos quienes lo recibieron, primero con sorpresa y luego con alegría y ansiosos por conocerse. Así fue que, en Julio del año pasado, viajaron Mariel y Carina (Zulma no pudo) con sus familias, a Frías a conocerse personalmente. De ese encuentro, Eduardo recuerda: "Fuimos con mi hija hasta la esquina de casa a esperarlos y los vimos llegar, fue una emoción muy grande poder abrazar a mi familia por primera vez". Luego de pasar unos días en familia quedó la promesa de volver a encontrarse y Eduardo cumplió. Así fue que llegó hasta Juan N. Fernández para pasar fin de año con su "flamante familia". "La hemos pasado genial y todos los sacrificios valen la pena para esto. Haber conocido a mis hermanas, a sus familias es impagable y volveré a hacer todo lo que pueda para regresar de nuevo así como volver a esperarlos en mi casa", dijo "Calula".
Aunque la nota la hicimos después de la fiesta de fin de año, con los ecos de los festejos y las bromas a flor de piel, ver emocionados a dos personas grandes por haberse reconocido como hermanos, es muy fuerte. Ver lágrimas de alegría en dos hermanos que acababan de pasar su primera fiesta de fin de año juntos no se da siempre y verlos celebrar la vida, a pesar de todo, tampoco. Como dice Héctor Alterio en la película "Caballos Salvajes": "La pucha que vale la pena estar vivos". |
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