Tiene 32 años, casado y con dos hijos. De profesión, camionero. Vive en Quequén y trabaja en la empresa de transporte de Julio Sacco.

La mañana del jueves 5, pasado, venía a Juan N. Fernández en su auto porque tenía que salir en el camión a cargar.

La luz natural no estaba en su plenitud, antes de las 7.00 de la mañana cuando llegando al lugar mencionado, luego de ver una gran polvareda en el entoscado, se detiene detrás del auto que iba adelante.

Observó unos segundos la escena mientras la persona que estaba junto a él (del otro auto) le informa que había llamado a los bomberos por un auto que había perdido el control y había volcado adentro del agua. "Pero hay que sacar a la gente que está adentro", pensó en voz alta. Y así, sin más, de ir viajando a su lugar de trabajo se vio metido con el agua hasta los hombros, caminando en el barro y enterrándose, a medida que se acercaba al auto, del que se veía solamente la tapa del baúl y las ruedas traseras.

"Cuando me acerqué vi una mano que asomaba en el agua, le tomé el brazo y saqué a una persona", contó Castañares. Por los datos suministrados, en primer lugar sacó a Ricardo Sobrado de 61 años, que estaba en la parte más enterrada del auto y no podía salir de adentro. Lo sacó por la ventanilla delantera.

"Mientras lo iba arrimando a la orilla me decía que le ayude a salir al otro que había quedado adentro", recordó Castañares.

"Así que me volví a meter y me di cuenta, por los ruidos que estaba en el baúl, respirando y me decía que debía abrirlo con las llaves", relata el camionero.

Sin poder meterse a sacar las llaves, les pidió a los que estaban en la orilla una palanca u otro elemento para forzar la puerta del baúl. Es así que primero le alcanzan una llave que usó como palanca pero sin suerte, el baúl no se abría.

"Como no podía abrirlo, empecé a intentar romper la chapa para meter la mana y abrirlo de adentro. Pude romperla, pero la llave era muy pequeña para abrirlo más y poder meter mi mano", explicó Castañares que a este punto ya había pasado un cuarto de hora adentro del agua helada.

Los autos en el lugar del accidente ya eran varios y las personas en la orilla, muchas. Una de ellas le acercó una palanca más grande con la que pudo, por fin, abrir lo suficiente la chapa del habitáculo, meter su mano, destrabar de adentro la puerta del baúl y rescatar a la otra persona que resultó ser el hijo del primero, Federico Sobrado de 34 años. Habían pasado 25 minutos.

Según Castañares, los Bomberos Voluntarios de La Dulce llegaron y se hicieron cargo de la situación, sobre todo porque las dos personas estaban hipotérmicas y el señor mayor, golpeado.

Al consultarle si alguien le preguntó su nombre o se interesó sobre su persona, nos respondió que "una persona me preguntó quién era, le respondí y después de sacarme la ropa mojada y ponerme un mameluco de trabajo, me vine a Fernández porque me había comprometido a ir a cargar a un campo y se me estaba haciendo tarde".

...Y tiene razón... Se le estaba haciendo tarde salvando dos vidas.

"Siempre que veo un auto parado, paro. Si veo un camión detenido, paro. Soy así. A cualquiera le puede pasar de tener un contratiempo", dijo en el final Daniel Castañares con la humildad de un trabajador de las rutas.

DANIEL CASTAÑARES, camionero de profesión, héroe por decisión.