Ubicada sobre la calle 30, entre 33 y 35, la "Chacarita Iglesias", es uno de los comercios con más trayectoria en la localidad. En la noche de ayer domingo fue víctima de robo, mientras se encontraba cenando a tres cuadras.

Al parecer y según nos relató el propio Iglesias, los malvivientes habrían ingresado y escapa por los techos, entre las 21.30 y 23.00. En ese lapso intentaron abrir forzando una puerta, sin éxito. Lejos de frustrarse e irse, levantaron la reja de una ventana, aparentemente ayudándose por un hierro, rompieron los vidrios e ingresaron al domicilio y oficina del propietario.

Una vez adentro revolvieron por todas partes, provocando un gran desorden y se alzaron con dinero en efectivo, cambio y monedas por alrededor de $ 6.000.-

OTRO EPISODIO SIMILAR

Un robo de similares características se dio en el domicilio de la docente Graciela Dasseville, ubicado en la calle 34, esquina 37.

Ocurrió el domingo de madrugada, entre la 1.30 y 3.30 de la madrugada, en que el hijo de la propietaria se ausentó de la casa.

Ingresaron por una ventana trasera, forzándola y una vez adentro, efectuaron el ya archi conocido revoltijo de todos los cajones y lugares de la vivienda, buscando, seguramente, dinero que no hallaron.

Según la Directora del Jardín 905, se llevaron únicamente, la Netbook que le fuera entregada por el plan "Conectar Igualdad".

UN INTENTO

Un episodio que da toda la sensación de intento de robo lo padeció el matrimonio de Luis Rodolfo "Puchi" Waldbillig y su esposa María Igartúa.

Ambos se encontraban en su domicilio, ubicado sobre la calle 35 entre 16 y 18. Alrededor de la media noche del sábado, madrugada del domingo, María decidió retirarse a descansar, mientras que su esposo se quedó en la cocina mirando televisión.

Aún sin dormirse, la señora, escuchó ruidos muy sospechosos que venían desde la ventana de la habitación que da a la calle. Los ruidos se transformaron en un claro intento de abrir la cortina hasta el momento que fue iluminada, la habitación, con una linterna. Ante esa situación, la mujer, gritó y la persona dejó la cortina y huyó.

Tres episodios que dejan bien en claro que la inseguridad no nos abandonó, ni mucho menos y que debemos permanecer siempre atentos y solidarios ante cualquier actitud o persona sospechosa y avisar a la Policía.