En esta ocasión le tocó a las plantas y un basurín de la esquina de las calles 22 y 35. Amparados en la noche, en el anonimato de la oscuridad y seguramente bajo la influencia del alcohol (como mínimo), se las tomaron con dos plantas que están al frente de un comercio al que no es la primera vez que le ocasionan daños.

Se tomaron el trabajo de arrancar varias ramas de dos plantas, de arrancar un basurín y llevar todo a la vereda de enfrente.

Además y como sucede todas las madrugadas de sábados y domingos, las calles del pueblo se convierten en pista de carreras y vehículos con la música a todo volumen que hacen muy difícil poder descansar.

En la foto de arriba se pueden apreciar dos cosas: Las ramas enfrente, como lo indica la flecha y la planta a la que le arrancaron sus gajos. Esta planta, nos explicó el matrimonio Radicce, en realidad son dos plantas, una al lado de la otra, que con el tiempo, el cuidado y el trabajo de años de la naturaleza se han ido confundiendo e injertando dando como fruto una hermosa vista, como sólo una planta, un ser vivo puede hacerlo. Todo ese esmero de su cuidador y el trabajo de la naturaleza, en cinco minutos, los inadaptados de siempre, lo destruyeron.

El basurín es de una estructura sólida y hace años que se encuentra en el lugar. Se desprende, como conclusión, que deben haber sido varios, los que se tomaron el trabajo de romper el caño y, después, llevar todo a la vereda de enfrente.