"Yo sabía que no venía a un gran equipo, yo sabía que tenía que venir a trabajar y que iba a costar, pero con la base del año pasado, la llegada de Gustavo Irigaray y alguno más que podamos rescatar teníamos un plantel para jugar todo el año, pero esto, la verdad no me esperaba", se descargó Gustavo Andraca con su voz quebrada.

El amor por el club, producto de haber defendido la albiceleste desde su adolescencia, la ilusión de estar al frente del plantel de primera del club de sus amores, lo lleva a verse muy amargado con la falta de interés de los jóvenes.

"No esperaba que me hagan esto, porque quizás es por mí, pero yo no puedo hacerle frente a un año teniendo que ir los domingos a las casas a buscar a los jugadores", expresó Andraca.

Estaban presentes miembros de la sub comisión de fútbol infantil y el Presidente del Club, "Beto" Van der Vluet, quien reflexionó diciendo: "No hay amor, no tienen amor por el fútbol, es lamentable", dirigiéndose a los jóvenes que prefieren otra cosa a venir a entrenar y comprometerse a jugar por Defensores durante el año.

Nota a Gustavo Andraca

Al dirigirse a los jóvenes que en su mayoría eran de Sexta y Reserva, (sólo tres jugadores de Primera), las iniciales palabras sonaron normales, de una persona dolida. Al transcurrir las frases con las que se despedía de ellos y dejaba trunca la ilusión de dirigir a Defensores, su voz se quebró y las lágrimas mostraban y demostraban el dolor de un hombre, deportista dispuesto a dar todo de sí y al que no le prestaron interés.

"Si no les gusta el fútbol y no se van a comprometer, toquen la guitarra, pero si quieren hacer algo bien, cualquier cosa en la vida, deben hacerlo con pasión y con sacrificio", les dijo.

Y siguió hablando, ya con su voz quebrada del todo: "No sé si habrá fútbol este año en Defensores, pero yo no puedo traicionar mi manera de trabajo, no puedo porque no veo el interés de los que no están hoy".

Gustavo Andraca a sus jugadores

El genio de Roberto Fontanarrosa, en el III Congreso Internacional de la Lengua Española, habló de las llamadas malas palabras y dejó bien en claro que muchas de ellas no tiene reemplazo a la hora de elegirlas para decir lo que únicamente con ellas se puede decir. Dijo Fontanarrosa:

"No es lo mismo decir que una persona es tonta, a decir que es un pelotudo. Tonto puede incluir un problema de disminución neurológico, realmente agresivo. El secreto de la palabra “pelotudo”–que no sé si está en el Diccionario de Dudas- está en la letra “t”.

Ante el desinterés de los jóvenes, ante el desaprovechamiento de la oportunidad que les dan, ante el grupo de trabajo de lujo que se había formado con Gustavo Andraca, Mauricio Ortiz y Hugo Guzmán, ante la desvalorización de todo lo que se ha echo en favor de los jóvenes, podemos decir que Fontanarrosa tenía mucha razón. No son tontos, son PELOTUDOS.