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HUGO SÁNCHEZ: TESTIGO Y PROTAGONISTA DE LA HISTORIA DEL AUTOMOVILISMO NACIONAL (23 / VIII / 2013) Motorista y amigo del "Chino" Waldbillig y su gente, fue acompañante de Bordeu, en "La Coloradita". Testimonio vivo del Turismo Carretera cuando las cupecitas recorrían las rutas argentinas.
"La Coloradita fue hecha en los talleres de Fangio, en Mar del Plata y después la llevaron a Balcarce a ponerle los vidrios y terminarla - contó emocionado Sánchez - y yo me subí primero". Recordando cómo conoció al quíntuple campeón mundial, contó que "yo lo conocí a (Juan Manuel) Fangio, cuando volvió a la Argentina después de su gloriosa etapa en Europa. Él y su hermano Toto Fangio hicieron la cupé que corrió después Bordeu", explicó. Al lado de quienes forjaron esta categoría, la más antigua en el mundo, según el Guiness, fue absorbiendo los conocimientos y la pasión por los fierros. "Un día vino El Chueco y me preguntó cuántos años tenía. 14 - le dije - Uh, qué lastima - me respondió - habíamos pensado en que fueras el acompañante de Maneco". Recordando aquel episodio dijo: "te imaginás cómo estaba yo". Tuvo que esperar hasta los 18 años para subirse en la butaca de acompañante de "Maneco" Bordeu y a partir de allí convivió con los grandes protagonistas de la historia del TC: Emiliozzi, Copelo, Pairetti, Galvez y otros tantos. Contó un episodio, que le sucedió en el gran premio de Olavarría que es realmente de película. Para ubicarnos un poco en el contexto de la carrera, de la cupé y de la tecnología, Sánchez explicó que: "En el habitáculo estaban los dos tanques de nafta y una llave para pasar de uno a otro en plena carrera, además, cerca de los tanques, estaba la batería". "A 240 km/h se nos rompe la llave de paso de los tanques y había que hacer algo", aclarando que en esa época no se podía correr u acompañar sin ser mecánico. Sobre la marcha y en plena carrera decidió hacer una nueva instalación eléctrica hacia uno de los tanques en forma aérea. Para ello tomó de atrás un neceser que llevaba Bordeu donde había un cortaplumas. "Con eso corté los cables y el chispazo me fundió media hoja del cortaplumas", explicó. Realizó la primera instalación hacia uno de los tanques pero tenía que hacer una segunda para el otro tanque. "Ahí me tuve que meter abajo de la butaca de Bordeu porque tenía que pasar lo cables entre los pies de él". Todo en plena carrera y a más de 200 km/h, Hugo Sánchez recuerda con mucha emoción, no sólo que pudo hacer las dos instalaciones y que funcione perfectamente el circuito de la nafta, sino que pudieron ganar la carrera. Ya entre lágrimas, como viviendo aquel momento narró que: "En ese tiempo los hinchas del Chevrolet llevaban un chivo pintado de colorado. Esa tarde lo metieron en el parque cerrado con el número 3 y a mí me llevaron en andas para todas partes". DE VISITA EN JUAN N. FERNÁNDEZ Hugo Sánchez tiene en Balcarce un taller de competición y es el motorista del Walter Waldbillig. Tanto con él como con su gente, ha forjado una amistad basada en la pasión por los fierros y en la seriedad con que encaran esta vocación. "Tenía pensado este viaje para después de la carrera que el Chino corrió en Lobería y le había dicho que ganaba y yo venía a Fernández, no pudo ser, así que recién ahora pude venir", dijo Sánchez. Haciendo hincapié en que le gusta la cocina, también mencionó a Guillermo Iguera, el cocinero de la peña, "a quien le agradezco que me está enseñando a preparar algunas ensaladas muy buenas". Bromas de por medio, siempre referidas al automovilismo, un marco de gente, allegados al Chino Waldbillig se había agrupado escuchando la nota y la admiración de todos por lo que estaba contando el balcarceño, se notaba en el silencio y los aplausos.
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