Antes de hacer sus últimos 80 kilómetros de esta travesía, hasta llegar a Necochea, pasó por nuestra localidad por dos motivos: para conocer la casa donde trabajó su tío, el Dr. Correa y para visitar y comerse un buen asado con sus primos hermanos, Dolores y Juan Minvielle.

Sencillo, locuaz, simpático y sobre todo "fresquito como una lechuga". Parecía que venía de caminar un par de cuadras y ya había hecho alrededor de 1.500 kilómetros en su bicicleta.

"Esta idea surgió hace alrededor de 20 años, con un amigo, cuando hicimos 800 kilómetros en canoa, desde General Lamadrid (de donde es oriundo) hasta la Bahía de San Borombón", contó "Pepo", como lo conocen su familiares y amigos. "Luego de eso - siguió narrando - nos surgió la idea de unir el Océano Pacífico con el Atlántico en bicicleta. Consideré apropiado el momento, lo invité a mi amigo pero no quiso ser de la partida", explicó.

Correa llegó a Viña del Mar, juntó en una botella agua del Pacífico y en el día de ayer, llegó a Necochea y la completó  con agua del Atlántico. Botella que guardará en su vitrina de trofeos y recuerdos.

Su bicicleta, adquirida en el vecino país, es una mountain bike común, equipada con dos alforjas y allí guardados sus enseres personales. Como elemento decorativo y simbólico, en su manubrio ubicó dos banderitas, una chilena y otra argentina.

"Pepo" contó que se fijó metas y prácticamente pudo cumplir todas, a lo largo del viaje.