Beto Cicarelli y su esposa, Marisa, siempre fueron afectos a tener una quinta, en los fondos de su casa. Este año no lo hicieron, pero para despuntar el "vicio" decidieron poner unos plantines de tomates en unas macetas que poseen en los patios de su casa.

Así es que en una de las macetas que ya tenía tierra, pusieron uno al que regaron durante su crecimiento.

La particularidad de esta planta es que comenzó a crecer y prodigar tomates en forma desmesurada.

Desde el mes de Febrero pasado que comenzó a dar sus primeros frutos, le han cosechado más de 200 tomates.

En el presente mes de abril y ya en sus últimos días de vida, aún tiene colgados alrededor de 40 tomates, algunos "pintones", otros verdes y se ha transformado en un matorral que si se llegara a estirar mediría alrededor de 3 metros de altura.

Como se puede ver en las fotos, crece desde la maceta, en el piso, trepa por la pared y sube. Se acomoda en el techo del patio, confundiéndose con un rosal y una parra.

Una muestra clara que la tierra que tenemos en nuestra región es una bendición, sólo debemos poner nuestra voluntad y un poco de tiempo para el cuidado. El resto lo hace la sabiduría y generosidad de la naturaleza.